”Yo creo que los análisis, todos los análisis, debieran ser una experiencia amorosa. En el mejor sentido del término. Con comienzo, medio y fin. Ahí sí creo en el fin del análisis. En el sentido de esta separación.”
Ricardo Goldenberg responde:
Transcripción del video:
No tengo la menor idea. Mira… hablando con Alfredo Jerusalinsky, me decía: “Yo ya terminé tantos análisis que supongo que no termine ninguno, terminé todos”. Yo estoy totalmente de acuerdo.
Teóricamente, creo que habría que pensar… Sí, hay que poder pensar el final del análisis, en la teoría porque si no, no tenés horizonte teórico para poder pensar el dispositivo. Pero en la práctica, yo creo que la mejor de las hipótesis es que hay un recorrido, que tiene un comienzo, medio y fin con un analista en una determinada situación de transferencia. Y creo que es lo mejor que podés llegar a hacer. Pero esa idea de un final absoluto…
Tengo un amigo lacaniano, argentino que a pesar de que está hace como cuarenta años en Brasil habla castellano con palabras en portugués… Él terminó el análisis con el mismo analista que te estoy contando, este que me recibió en portugués que él mismo no lo hablaba. (*) Y él entiende que el final del análisis es un final absoluto, es un final final. Yo no estoy nada de acuerdo.
La argumentación de él es la siguiente, en cortito: él argumenta que terminar el análisis es conocer la relación que tenés con tu fantasma y que es lo que te organiza el síntoma; a partir de ahí, no sos más el ingenuo o el otario de tu propio fantasma y podés diferenciar lo que Freud decía “pasar de la miseria neurótica al infortunio común”.
Y él da un ejemplo: si se te muere un hijo vas a sufrir, evidentemente, por lo que significa la muerte de un hijo, pero no por el lugar fantasmático que ese hijo tendría, etcétera. Ese es el final del análisis para él.
Entonces, un análisis verdaderamente terminado no tiene reanálisis, no tiene nada. No hay ninguna razón en el mundo para ir a buscar nunca más un analista. Porque terminaste “el” análisis. Yo no estoy nada de acuerdo con esto. Ni teórica, ni es mi experiencia de paciente, ni nada. Lo respeto porque es la experiencia de él.
Final de análisis, no final de análisis… Yo no creo en absoluto en un final de análisis así, ideal. Pero creo que tiene que existir en la teoría para poder organizar de alguna manera un horizonte.
En fin, yo creo que los análisis, todos los análisis, debieran ser una experiencia amorosa. En el mejor sentido del término. Con comienzo, medio y fin. Ahí sí creo en el fin del análisis. En el sentido de esta separación. Independientemente de donde se llegó en el campo de lo simbólico, de la verdad, del fantasma y del inconsciente del paciente, creo que sí tendrían idealmente que tener un cierre que no fuese completamente traumático en relación… Las experiencias amorosas pueden no ser traumáticas.
La traversée fue mencionado una vez en la última clase del Seminario 11, del 64. Nunca fue retomado, ni antes ni después. Lacan pensaba que el final del análisis no tenía nada que ver con el fantasma sino con la caída del sujeto supuesto saber. Es decir, dejar de atribuirle un supuesto saber a nadie, y arreglárselas con tu pulsión o como fuera.
No sé… Saber arreglárselas con el modo como se organiza tu deseo me parece que eso es lo mejor que podés encontrar. Mirá, como dijo mi queridisísimo y lamentado amigo Ricardo Estacolchic, el final del análisis es dejar de hacerse mala sangre por estupideces, y nada más. Yo estoy totalmente de acuerdo, ese es el final del análisis.
*NdR: ya sabremos de qué está hablando aquí cuando se estrene otro video: Amor extranjero.
Entrevista realizada por Iara Bianchi.
Ricardo Goldenberg
Psicoanalista
Iara Bianchi
Directora Editorial. Psicoanalista