¿Hay buenas y malas palabras? ¡Claro que no! No es sin esa dicotomía, sin embargo, que se plantean entre los analistas cierta dificultad, en cuanto hay palabras que tienen tanta historia o fantasma condensado, compactado, encriptado entre sus letras que se tratan de evitar. No importa tanto de dónde vienen las palabras sino hacia dónde van.
DE MALAS PALABRAS también nos constituimos y forman parte de la cultura y el lenguaje en general. Cada sujeto las interpela, las acepta, o las rechaza a su modo.
En este espacio se propone desestigmatizar la palabra que, más acá o más allá del significado o el significante al que alude, es un arma que no se gatilla sola. Hablando mal y pronto: de lo que se hace de ellas es para lo que se usan.
Sabiendo que ‘’lo mejor es enemigo de lo bueno’’, ¡hablemos mal… para decir mejor!
''Se podría plantear la cura en el sentido heideggeriano, como la preocupación o el cuidado por el propio ser…'' ''De todos modos, esa tensión con los orígenes clínicos del psicoanálisis me [...]