El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización. Gracias a la cultura hay civilización. Aquí, es cuestión de dejarse llevar y de hacer propio lo leído, lo visto, lo escuchado. Sentir, percibir con la intuición, dejarse encantar por lo bello de la materia, la imagen, el sonido… e incluso por lo indignante, aborrecible, obsceno, seductor, embriagador, horroroso, ¡fascinante!… Todo ello acontece en la vida y en simultáneo. Entre la crítica y la capacidad de sorpresa se vislumbran los artistas, los intelectuales, los científicos… brindando disparadores al infinito; ya que el deseo es inmortal, ¡pero nosotros no!
“¿No es otra forma de locura denunciar la amenaza que se cierne sobre nuestra privacidad y al mismo tiempo exhibirla en todos los medios que tenemos a nuestro alcance?”
"El laberinto es una prisión sin rejas, cuya huida sólo habría sido posible con un par de alas". "Entonces, ¿puede el hombre salvarse con la escritura?"
"Mi madre y yo nunca nos entendimos. Yo no sabía entonces que en esa lucha nos abrazábamos, y que yo necesitaba librarme de ese abrazo." Carmen narra su historia a su hija María.