Qué es y qué hace un analista – Ricardo Goldenberg

PARTE I

Cuando se habla de transferencia, por ejemplo, me parece que es patear la pelota para afuera. Es transformarlo en ciencia, es decir, encontrar una especie de nombre científico para lo que tendría que ser pensado como una relación de amor. En ese sentido, creo que Ferenczi… A mí no me gusta la teoría de Ferenczi, no me gusta cómo respondió, pero las preguntas que Ferenczi se hizo son mis preguntas. Yo creo que la relación analítica es una relación amorosa. Esto habría que decirlo con orgullo porque con todo lo que implica una relación amorosa… Están tan preocupados en que no se confunda esto con el erotismo y que no se vayan con los pacientes a la cama, que han transformado la teoría en una especie de instrumento defensivo para no comprometerse en los análisis. Yo no creo en el analista muerto. La neutralidad, por ejemplo, no es estar detaché en absoluto. La neutralidad tiene que ver con saber a dónde tropezás. No no tropezar, sino saber a dónde tropezás para ver qué hacés con eso.

Yo le mandé a una paciente mía, que es analista también y que yo sé que está totalmente atravesada por la muerte de un hijo… Le mandé una persona que me pidió análisis a mí por una razón muy parecida, la muerte de un sobrino. Se lo mandé a ella justamente y ella me dice “pero, ¿a vos te parece que yo pueda escuchar esto en este momento?” Y le digo “yo creo que sos la mejor persona en el mundo para poder escuchar esto en este momento porque te das cuenta exactamente a dónde aprieta el zapato y por dónde vas a patinar.”

Cuando el análisis anda en su propio movimiento el analista no es necesario. Pero resulta que cuando se hizo necesario, que es el momento en que “emperra”, como dicen los brasileños; el momento que no anda más, que entra arena en el engranaje y que se para, ahí es donde el analista es necesario y eso es lo que se llama resistencia y transferencia… En ese momento, ahí sí tenés que mostrar qué tipo de analista sos.

Lo de asociación libre, anda en su propio movimiento. Yo creo que hay tres tipos de interpretación pero… los momentos interpretativos son los momentos en que eso para, en que se interrumpe o de alguna manera hay un obstáculo. Ahí tenés que tener un analista para relanzar el trabajo pero el análisis se hace solo. Solo no sin mí, evidentemente. Es decir, no estoy negando el soporte que el analista, virtual y realmente, ejerce, evidentemente. Esto, presupuesto. Pero en la práctica, concretamente, creo que el movimiento del análisis va solo. Cuando deja de ir, necesitás que haya un analista ahí. Lo que Lacan tematiza como resistencia del analista es justamente esos momentos. Y todo el mundo piensa que el acting o los pasajes al acto es lo que no debería ocurrir, yo digo eso ocurre todo el tiempo, poco o más. La gente miente o esconde porque lo toman peyorativamente pero no… Cuando hay un acting, por ejemplo, ahí podés saber a dónde deberías haber estado y no estabas. Pero a partir de ahí corregís el rumbo. Eso es que haya un analista. Entonces ese momento, que es un momento de interrupción o de desvío, es absolutamente fundamental. En un momento de ruptura, en un momento de imposibilidad, usemos ese mismo acontecimiento como un acontecimiento. En el sentido que Badiou dice que es un acontecimiento. Él lo llama un ´´proceso de verdad´´. ¿De la verdad de quién? No es la mía. A pesar de que son mis impasses subjetivos los que llevan a este impasse. En general, esto es el análisis, estos momentos de entrada y salida.

PARTE II

Lo que yo aprendí de Ferenczi es… Ferenczi le reprochaba a Freud no haber analizado la transferencia negativa, el odio. Freud le decía, con toda razón, que eso no aparecía y si no aparecía cómo podía analizar algo que no aparece. Solo podría haberlo tratado inamistosamente para que apareciera y no tiene el menor sentido. Pero en verdad lo que Ferenczi le estaba diciendo a Freud es que Freud no se comprometía amorosamente con sus pacientes como Ferenczi se comprometía. Y ahí tenemos un cortocircuito en que ya no se sabe más si se trata de romance o se trata de un verdadero análisis. Es decir, los analistas se han defendido toda la vida estableciendo distancias.

En un congreso en Recife me acuerdo que esto produjo un efecto porque Roland Chemama cambió el trabajo de él solo para responderme a mí. No me acuerdo sobre qué era el congreso, pero yo en general lo que hago en los congresos, cuando estoy de buen humor… Llevo un trabajo para el congreso pero a veces dependiendo del tenor del congreso cambio todo lo que iba a decir y digo una cosa que tiene que ver con lo que está pasando allí. En ese momento ese fue el caso y yo improvisé un trabajo que después se llamó Feos, sucios y malvados, que es la traducción de una película italiana, de Ettore Scola. Me refería a los analistas; porque en el corredor entre dos charlas del congreso escuché a dos minas que estaban hablando lo siguiente, ellas no me vieron a mí porque yo estaba atrás de una columna, pero estaban hablando sobre lo poco sexy que son los analistas. ‘Habría que bautizarlos -dice una- H2O, porque son insípidos, incoloros e inodoros’. Entonces me causó mucha gracia eso y pensé que es exactamente de lo que se trata. Los analistas que se defienden de lo pasional, del cuerpo. Todo esto aparece como horror, anatema, satanás. Y lo bautizan de todas las formas teóricas posibles, como resistencia, en fin, ese tipo de cosas. O tuercen la nariz en relación a los analistas que trabajan diferente. Yo creo que hay que aprender algo de los americanos, tan denostados ellos. El estilo es muy diferente pero dicen cosas interesantes también. Nadie los lee, nadie del ámbito de los franceses digo. Lo mismo que te decía de Ferenczi, me interesan más las preguntas que las respuestas. Kohut, por ejemplo, la teoría de él no me gusta nada pero es evidentemente un gran clínico y se hace preguntas que son mis preguntas también. ¿Es un verdadero enamoramiento? Lo dice Lacan de todas las maneras posibles y con todas las letras, el enamoramiento transferencial es un verdadero amor, no hay ninguna razón para tratarlo como un falso amor que debiera ser corregido. Eso lo repiten los mismos que se defienden absolutamente de que así sea. Tenés que estar a la altura de un verdadero amor, y esto no quiere decir nada en relación con irse o no irse a la cama. A mí me parece una estupidez reducirlo a esto, te juro. Cuando termino el análisis terminado, yo estoy de luto, de duelo. En general, no puedo atender a nadie inmediatamente después de la última sesión. Sabemos que a veces termina antes y hay todo un período hasta que concluye, que ya había terminado ya atrás… En el momento en que se va, quien está de luto, quien está de duelo soy yo. Yo no puedo atender a nadie inmediatamente después porque estoy en general con un nudo en la garganta, a veces me voy a tomar un café a algún lado, me voy a caminar o, me di cuenta, debe ser una restitución narcisista, me voy a comprar algo. Y bueno, es el final de un caso de amor. Radmila Zygouris me enseñó una cosa interesante. Me dijo: es un verdadero amor con una promesa de separación, que no es ´´yo te voy a abandonar´´ sino ´´vos vas a poder abandonarme un día´´; vos, mi paciente. Es muy lindo esto y es verdad. O sea, el que se tiene que bancar ser abandonado es el analista y ser abandonado por un amor. La neutralidad, ‘bienveillante‘, es una defensa, obsesiva, no tiene nada que ver. Esto es muy personal pero yo creo en esto en la práctica realmente, y lo he visto funcionar.

Entrevista realizada por Iara Bianchi.