«Los brasileños tienen una relación con la legua que yo, justamente como extranjero, le presto atención hace muchísimos años. El castellano es imperialista. Los castellanos traducen todo, hasta los nombres propios…»
Ricardo Goldenberg responde, en un video de 6 minutos, cómo es psicoanalizar en una lengua extranjera. Entrevista realizada por Iara Bianchi. ¡Aquí el vídeo!
Transcripción del video:
Cuando yo me fui de acá, una de las cosas que me dijo Anabel Salafia fue: “¿Cómo vas a hacer para analizar en una lengua extranjera?”. Y yo dije: “No tengo la menor idea”. Pero lo que yo sabía era que no iba a poder ser ‘una traducción’. Hoy, digo otra cosa.
Algún brasileño me pregunta si es una ventaja o una desventaja ser extranjero y analizar brasileños. Yo digo que hay de las dos cosas.
La ventaja indudable es que yo escucho cosas que ellos no escuchan porque a ellos les suena a lugar común y no piensan lo que están diciendo. Desde un banal “tudo bem” cuando alguien está pésimo, por ejemplo, o cualquier otra forma de la lengua que ellos no la escuchan y yo la escucho porque tengo una especie de oído de extranjero sobre la lengua. Por ejemplo, te cuento algo que es de hace quince días. La expresión “estou ben mal” es una expresión que en castellano es “estoy bien mal”, que quiere decir que está muy mal. Pero, en esta persona, y en portugués, “estou bem mal” suena exactamente a que está perfectamente bien estando mal. Ahora, ¿por qué le escucho esto? Esta es una frase común. Es una frase de la lengua cotidiana. Se usa sin pensar. El noventa por ciento de los pacientes te vienen a ver cuando están mal. O sea, esta es una frase común. ¿Por qué con esta persona en particular me resuena al punto de preguntarle “cómo es eso de que está bien estando mal”? Y, a partir de ahí, vamos a un lugar inesperado con esta persona. De dónde viene eso no sé, pero es ciertamente un oído extranjero. Porque eso es una frase que para un brasileño pasaría de largo.
Los pacientes me buscan a pesar de o por causa de ser extranjero. Eso nunca jamás es inocente. No es una cosa que uno la analiza específicamente en general, qué sé yo. Pero no me puedo hacer el tonto. Es una marca. Yo hablo perfectamente, pero tengo un acento reconocible por ellos del cual no me voy a liberar nunca. Para mi propia desgracia. Digamos que la histeria no me llegó al punto de poder mimetizarme completamente. Conozco gente extranjera que hablan que llegaron siendo adultos y hablan el portugués sin ningún acento; nadie diría que no son brasileños. Les tengo un poco de envidia porque yo escucho hace treinta años “de onde você é?”. Y es una especie de sello de segregación más o menos simpático, pero lo cargaré toda la vida. Porque tampoco soy ‘más’ de acá. Yo no soy más de ningún lado. Este es el tema. Es sutil, pero es una forma de segregación.
Los brasileños tienen una relación con la legua que yo, justamente como extranjero, le presto atención hace muchísimos años. El castellano es imperialista. Los castellanos, digamos, traducen todo, hasta los nombres propios. La reina ‘Isabel de Inglaterra’ es un absurdo. La señora se llama Elizabeth. Y en portugués se mantiene, por supuesto, como tiene que ser, el nombre en inglés. Lo pronuncian a la brasileña, pero no traducen el nombre. Estoy diciendo esto porque el imperialismo español se hace sentir en todo. Los brasileños se ríen cuando los argentinos hablan del caso “Juanito”. ‘Juanito’ es ‘el pequeño Hans’. ¿Cómo traducís un nombre propio? Pero eso tiene que ver con el imperialismo del español. Y los hablantes de español son imperialistas con su propia lengua. Es decir, hablan su lengua y nada más. Y el resto que se arregle para hablar la lengua de ellos. Mi madre, por ejemplo, fue incapaz de entender o de hablar el portugués mientras vivió y los brasileños, o mis novias brasileñas, hablaban y entendían el castellano inmediatamente. Tienen una relación al extranjero completamente diferente. Y eso produce cosas… Si hay una mesa con ochenta brasileños y un argentino, van a estar todos los brasileños tratando de hablar castellano entre sí y con el argentino; y si es un francés, en francés; y si es un inglés, en inglés. Por un lado. Por otro lado, yo le comentaba a un amigo una vez que eso es un truco porque los extranjeros en Brasil van a ser extranjeros para siempre.
En Francia, por ejemplo, si no hablás bien en francés no te dan bola [NdR: prestan atención]. Te obligan a hablar bien el francés porque te tratan mal o no te responden, y eso parece muy desagradable de entrada. Los brasileños son súper acogedores, pero, como te entienden, te mantienen hablando mal para siempre. Entonces, hay gente que vive hace treinta o cuarenta años que habla pésimo el portugués, pero los brasileños no lo corrigen. Y bueno, entonces en el fondo es una forma paradojal de dejar al extranjero extranjero para siempre.
Ricardo Goldenberg
Psicoanalista
Iara Bianchi
Directora Editorial. Psicoanalista