”La idea de cura a mí me parece que ya cayó. Eso era una idea del entusiasmo freudiano para sacar adelante todo lo que es ese monstruo maravilloso que él creó, escribió, repensó…”

La idea de cura a mí me parece que ya cayó. Eso era una idea del entusiasmo freudiano maravilloso para sacar adelante todo lo que es ese monstruo que él creó, escribió, repensó y bueno, tenía que haber cura.

Cuando yo veo que hay gente muy mayor que me consulta. Muy mayor. Es más, quieren hacer diván. Yo pienso: “bueno, no se quiere curar de nada”. Hay un determinado momento en la vida que uno ya admite que hay cosas que…

Sin embargo, yo me pregunto por qué esa gente viene a consultar un analista. Hay algo de este lugar muy íntimo que crea el psicoanálisis, este lugar donde se le puede intentar poner palabras a lo que hasta ese momento no tuvo, donde se puede arriesgar a hablar aquello que hasta ese momento no se sabía cómo hablar y que pueda ser alojado y al mismo tiempo que no esté por fuera de la ley, eso lo hace un lugar muy único.

No estamos fuera de la ley ni lo que se transmite puede estar pensado por fuera de la ley. Justamente, lo hice pensando en un caso de un paciente que cuenta algo en un momento donde ya parecía que no había más nada para hablar. Y cuenta algo que parecía su secreto, que era una situación incestuosa con su hija. Esto no se puede escuchar por fuera de la ley.

Cuando este señor me lo cuenta yo no lo puedo escuchar como un fantasma, no lo puedo escuchar como un pensamiento, esto fue un intento frenado por la hija que yo no puedo no sancionar. ¿Cómo? con la angustia que a mí me agarró escuchando eso y diciéndole “mire, sigamos la próxima porque yo estoy muy impresionada con lo que me acaba de contar”.

Por supuesto que me replanteó muchísimas cosas, pero yo no lo podía escuchar como si alguien me quiere contar el cuento que se imaginó escribir. Tampoco yo puedo ponerme a sancionarlo porque ya se sancionaba esto moralmente, ni era mi intención.

Pero es esto, es muy difícil el lugar del analista entre lo moral y lo ético, entre la moralina o la sanción de un límite que tiene que estar y que si no está tiene que reconocer su responsabilidad de hacerse cargo del precio que tiene.

Hasta dónde escuchar?

Todo depende del analista. Yo hay cosas que no estoy dispuesta a escuchar. En casos concretos que me han consultado, me han contado cosas que a mí me dan ganas de denunciar y de que intervenga la ley.

Que hagan que ese señor que está contando o un asesinato o un intento de asesinato se haga responsable por medio del efecto tercero de la ley y que yo no puedo avalar eso como si me estuviera, insisto, contando algo en el plano de lo simbólico, de lo imaginario y que ahí hay un real.

Donde yo me he negado a seguir escuchando, lo he dicho, “yo no puedo escuchar y hacerme responsable de su análisis”.

 

Entrevista realizada por Iara Bianchi.

Élida Ester Fernández

Élida Ester Fernández 
Psicoanalista

Iara Bianchi

Iara Bianchi 
Directora Editorial. Psicoanalista

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