“Esa especie de revelación de la sexualidad, de la pornografía, de la performance… Eso viene acompañado de un formidable puritanismo. Nunca fuimos tan morales como hoy.”
Elisabeth Roudinesco en la Conferencia La revolución de lo íntimo*, impartida en el Centro Argentino de Historia del Psicoanálisis, la Psicología y la Psiquiatría
Adelanto del video:
Es una ilusión esta historia de la transparencia. Es cierto que vivimos en una época donde tenemos la impresión de que no hay más vida privada, pero sí la hay. Porque uno despliegue lo que antes no desplegaba, no por eso no hay vida privada. Esa especie de revelación de la sexualidad, de la pornografía, de la performance… Eso viene acompañado de un formidable puritanismo. Nunca fuimos tan morales como hoy.
Cuando la gente viene a analizarse tiene los mismos problemas que los demás. Tienen siempre los mismos problemas: ¿qué hago con mi sexualidad?, ¿cómo encontrar la felicidad en una pareja? Obviamente, la modernidad tiene algo que está muy bien: es mejor poder divorciarse que no divorciarse; es mejor tener la contracepción que no tenerla; y es mejor, cuando miramos la historia, que las chicas no se casen vírgenes como lo hacían en Viena en los años veinte.
La libertad de las costumbres, el exceso de transparencia tiene su costado positivo. Esta sociedad narcisista, de trasparencia, es al mismo tiempo el signo de que hay un progreso. Es mejor vivir hoy. Dicho esto, hay un retorno del conservadurismo y del puritanismo en todo el mundo.
A mí me da la impresión de que se plantea más la cuestión de la renovación del psicoanálisis en Latinoamérica que en Francia. De hecho, creo que todos los psicoanalistas franceses deberían venir a Argentina o a Brasil para hacer un tramo de análisis. Creo que la luz viene más de América Latina hoy que de Europa.
Mucho más por descubrir en el video
*Conferencia organizada por el Centro Argentino de Historia del Psicoanálisis, la Psicología y la Psiquiatría de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, el Instituto Francés y Penguin-Random House. Gracias por posibilitarnos estar allí y a la flamante traductora Agustina Blanco.