Entrevista a Tamara Landau

Por Iara Bianchi

Orígenes prenatales de  la anorexia y la bulimia. Las funámbulas del olvido.[1]

‘’En la literatura psicoanalítica encontramos esta idea de que la de­pendencia del alimento es una consecuencia de una falta de organiza­ción del narcisismo y del lazo primarios madre-niño que imposibilita la separación. Sin embargo, hasta ahora, ningún psicoanalista ha podi­do evidenciar el origen de esas deficiencias precoces.’’[2]

‘’En esta obra, esbozo una teoría genealógica y filo-ontogenética de la bulimia y de la anorexia. Planteo que bulímicas y anoréxicas adolecen de una falta de organización simbólica del narcisismo primordial y del lazo primordial con la madre, debido a la intensidad de la angustia de muerte y a los traumatismos vividos por los abuelos y los padres durante su vida fetal.

En efecto, las declaraciones recurrentes y dolorosas de estas mujeres me dieron a entender que ellas revivían una experiencia catastrófica de desmoronamiento que, remontándose a la vida fetal, es generalmente olvidada y enterrada en el inconsciente por la represión originaria. Son semejantes a unas rescatadas que se esconden, culpables de haber sobrevivido a un desastre, sin que se enteren los demás, y se preparan para afrontarlo de nuevo, como la segunda ola de un maremoto. Esta segunda ola sería el nacimiento.’’[3]

El primer objeto de adicción es la madre.

He trabajado en una búsqueda personal, en el tratamiento de pacientes con bulimia y anorexia, para poder comprender el origen de todas las adicciones. Realicé una tesis basada en el tratamiento de adolescentes y toxicómanos adultos. Quería comprender algo sobre la adicción con alimentos porque pensaba que era más fácil analizar la relación inconsciente con el objeto droga. Terminé pensando que el primer objeto de adicción trata sobre la adicción a la madre como objeto real, no solamente simbólico. Hay una adicción real, desde la concepción, a lo que llamo ‘’los significantes maternos’’, a saber: el olor, el sabor, el cuerpo de la madre. Intrincados siempre desde la concepción de los significantes. No hay sensación del cuerpo que sea desligada de significantes. Para mí, el lenguaje precede al nacimiento pero hay procesos après coup en el análisis, por ejemplo, el funcionamiento de la memoria, el de olvidar, el rechazo de todo el lenguaje materno. En mi opinión, lo que Lacan denomina como lalengua materna, ya está inscripta antes del nacimiento pero rechazada después por el proceso de memoria para reconstruir nuestro propio espacio corporal y nuestra inscripción simbólica.

Durante el embarazo los padres pueden ayudar a hacer separaciones simbólicas entre la mujer y el feto antes del nacimiento para poder inscribir al niño en el tiempo que llamo “de la conciencia”.

Los significantes están organizados entre los significantes y todas las emociones del cuerpo. Por ejemplo, la palabra entusiasmo está marcada por los movimientos corporales. La intensidad del movimiento del cuerpo se encuentra ligada a ‘’entusiasmo’’; la palabra depresión está ligada a movimientos lentos. No hay significantes desligados. No podemos pensar que el efecto relacionado tiene que construirse de la nada, de un desorden como pensaba Freud. Creo que esta organización existe antes de nacer. Eso significa que durante el embarazo los padres pueden ayudar a hacer separaciones simbólicas entre la mujer y el feto antes del nacimiento para poder inscribir al niño en el tiempo que llamo “de la conciencia”.

En los niños prematuros, el contacto con la piel, con el cuerpo de la madre, la voz de la madre, mantienen más con vida que los aparatos de la neonatología.

En el caso de los niños prematuros, el contacto con la piel, con el cuerpo de la madre, la voz de la madre, los cariños, el amor de la madre, mantienen más con vida que los aparatos de la neonatología, que imprimen traumatismos que los prematuros mantienen toda la vida, marcados por esa separación radical y muy temprana; sobre todo por la ausencia de ligazón corporal, olfato, que es muy importante en el caso de las anoréxicas y las bulímicas. No vi anoréxicas puras en mi consultorio, no acuden a un psicoanalista. En la adolescencia, van directo al hospital.

En Francia la madre no puede ver a la niña anoréxica cuando ella está hospitalizada.

Las adolescentes anoréxicas no pueden tener confidencias con adultos, psiquiatras, psicoanalistas, ni con la madre porque su problema es la madre en particular. En Francia la madre no puede ver a la niña anoréxica cuando ella está hospitalizada. Son separadas porque el problema es justamente la ligazón con la madre. Las formas de presentación son muy diversas. Con las bulímicas anoréxicas ocurre con frecuencia que piensen que la madre que lo ve todo: mirar lo que tienen, espiar, leer el diario. Y hartas veces tienen fundamentos para pensar de esa manera. Lo digo siempre: las jóvenes anoréxicas bulímicas que escriben en diarios, escriben porque la madre lo lee. Al punto en que escriben ficciones imaginarias para decirle algo a la madre. Inventan… la madre va a leer. Pero no son todas así, las más difíciles de comprender son las madres que parecen muy autónomas, que dejan mucha autonomía a la hija. Este vínculo fusional es más difícil de comprender porque no se ve nada a simple vista pero esconden lazos muy complicados. Hablo de ‘’hijas’’ porque el 95% de las anoréxicas y bulímicas (y quienes padecen ambos síntomas) son mujeres.

La atención mundial se centra en el traumatismo del nacimiento pero para mí comienza antes.

Hay una transmisión de la feminidad por parte de las madres desde el embarazo, algo que pareciera ser típicamente femenino. No obstante, los varones conocen también la inscripción de lo que representa el proceso de embarazo porque fueron fetos en el vientre materno, sin embargo, es mucho más fuerte en la mujer porque se encuentra intrincada con el goce femenino y las pulsiones de autoconservación. Nadie habla de autoconservación en el embarazo. Mi teoría es que esta pulsión en el niño es intensa durante el embarazo porque la vida de la madre está realmente en peligro -ahora menos en las sociedades avanzadas-. La atención mundial se centra en el traumatismo del nacimiento pero para mí comienza antes.

Todas las mujeres viven los traumas que han vivido de fetos y los viven dos veces más, como hijas y como madres.

Es común el pensar en el traumatismo del hijo, yo lo trabajo también, pero para mí se trata también del traumatismo del hijo que está antes del nacimiento. Se repite en el nacimiento. Si el nacimiento fuese el estreno de la obra de teatro, hay una instancia antes: un ensayo general que anticipa el trauma de nacimiento. Este ensayo general se presenta al final del sexto mes, exactamente a las 24 semanas. Por muchas razones del desarrollo fetal, es un momento muy importante para el feto.

Es viable que sobreviva fuera del cuerpo, como primer punto. En segundo lugar, empieza a escuchar la voz externa fuera del cuerpo de la madre y ruidos. Antes eran solo vibraciones internas de los huesos, después de 24 semanas empieza a ver con sus ojos y, al mismo tiempo, a escuchar. Puede ver todas las imágenes, los colores externos, no sólo sombras; abre los ojos que tenía cerrados. El momento de abrir los ojos es muy interesante. No es traumático en sí porque no es violento, pero estaban cerrados y empieza a pestañear, parpadear. Lo traumático inconsciente para la madre y para el hijo radica en que no tienen conciencia de este pasaje. El bebé no solamente escucha la voz de la madre, también la voz de la madre del exterior.

Todas las mujeres viven los traumas que han vivido de fetos y los viven dos veces más, como hijas y como madres. Por eso mi teoría de ‘’el árbol invertido’’: la madre tiene dos genealogías, paterna y materna, pero es más fuerte la segunda. Esta teoría introduce la figura de la abuela que tiene una gran importancia para no generar una fusión total con la madre. Desde el embarazo no estamos completamente fusionados a la madre, si fuera así no podríamos salir de esa fusión. Como podemos ver con los pacientes psicóticos esquizofrénicos, los cuales están totalmente fusionados a nivel inconsciente, y no pueden salir de allí. Yo creo que desde la concepción está la posibilidad de tener tres generaciones: el espacio del cuerpo, mental, psíquico, no es solo de los padres sino también el de los abuelos. En el espacio corporal de la abuela está la posibilidad de separación. Si estuviéramos tomados totalmente como parte del cuerpo de la madre, no sería posible el desarrollo psíquico.

La estructuración del sujeto es posible porque hay una posibilidad simbólica inconsciente de cortar este tipo de vínculo con la madre.

El nacimiento imposible o el niño enclavado. Fobias y neurosis de angustia.[4]

‘’Llevaba varios años confrontándome a dificultades terapéuticas marcadas por la interrupción o la prolongación de la cura con pacien­tes que padecen neurosis graves, caracterizadas por una negación del cuerpo muy pronunciada. Había que encontrar respuestas. Las cuales comenzaron a emerger cuando la cura de las analizantes bulímicas me permitió comprender el fenómeno de la negación del cuerpo a través de una problemática arcaica relacionada con la supervivencia.’’[5]

‘’Invito al lector a que me siga en la elaboración de esta experiencia que enlaza estrechamente lo “real” de la experiencia analítica con la obligación que hereda cada psicoanalista de forjarse una teoría personal del análisis, al mismo tiempo que profundiza o descarta ciertos desconocimientos –incluso censuras- de la teoría existente.’’[6]

Hace una década, los investigadores descubrieron que cuando el dolor psíquico y físico es demasiado, la reacción del recién nacido no es llorar o gritar sino un retraimiento total.

Spitz observaba que hasta los cinco o seis meses después del nacimiento, algunos niños podían morir o regresar a un estado totalmente autístico. Hace una década, los investigadores descubrieron que cuando el dolor psíquico y físico es demasiado, la reacción del recién nacido no es llorar o gritar sino un retraimiento total. Se llama “hospitalismo”. Es una respuesta regresiva inconsciente que se puede manifestar, por ejemplo, con la anorexia del recién nacido que recibe la alimentación solamente de una persona ajena, no de la madre, y en el mejor de los casos.

Todos estamos enclavados durante la vida fetal.

El comienzo simbólico es siempre la madre. Los padres y las madres. Digo “padres”, porque si la madre está enclavada, está enclavada porque su propia madre estuvo enclavada y su propio padre no pudo hacer cortes entre ella y su madre. Todos estamos enclavados durante la vida fetal. Todo estructurado en la percepción, en las emociones, en la manera de ver el mundo. Usamos ‘’los anteojos de la madre’’, es una expresión de Kant que habla de esa metáfora. Todos somos anteojos del otro. Es una de sus teorías del sistema trascendental.

Orígenes prenatales de  la anorexia y la bulimia.[7] La vida fetal no está finalizada, está todo el tiempo con nosotros.

La imagen corporal constituida prenatalmente es la imagen inconsciente del cuerpo del otro. La vida fetal no está finalizada, está todo el tiempo con nosotros. Cuando dormimos, cuando tenemos sueños o escuchamos ruidos que nos despiertan… Es ahí, por ejemplo, cuando todo el sistema inconsciente es el sistema del primer espacio primordial: el cuerpo de la madre. Descubrí esto con las bulímicas. Es una adicción al cuerpo del otro, el de la madre en particular.

Algunas de mis pacientes pueden cortar todos los signos anoréxicos y bulímicos durante años pero en cierto momento de sus vidas, por ejemplo, si tienen hijos, cuando los hijos son púberes o se van de la casa empieza la reactivación del traumatismo prenatal, que se dio al sexto mes de embarazo con la primera separación radical del cuerpo de la madre. En ese momento madre y feto experimentan el tiempo en que el feto tiene las condiciones mínimas para salir afuera, incluso puede nacer prematuro.

Hasta las 24 semanas estamos solamente con la voz de la madre y la interacción de la voz de la madre con los otros. No somos solamente con la madre, somos con la madre pero vinculados a otros. Es importante recordar que antes de estar separados tenemos que estar juntos.

Mi teoría es que el embarazo es un proceso traumático porque la mujer sufre pérdidas reales de su imagen del cuerpo. Es un significante, no son los 9 kilos. Por ejemplo, las mujeres que se quedan con los kilos del hijo, se quedan enclavadas inconscientemente con el hijo en el vientre.

El niño, cuando se mueve, produce un goce a la madre.

Se suele hablar del trauma de nacimiento del niño pero en la madre hay también una reactivación, por el peligro del trauma materno inicial de la concepción. Es un traumatismo causado, según la teoría freudiana, por un exceso de goce que no puede ser simbolizado. El niño, cuando se mueve, produce un goce a la madre. Es un goce muy importante especialmente durante la noche, cuando la madre puede tener pesadillas excesivas; la madre, inconscientemente, tiene cortes con esta relación sexual.

El miedo a que el feto se muera mientras duerme la madre es una fantasía necesaria.

Observé que en los primeros días del séptimo mes, las mujeres embarazadas cuando se despiertan, olvidan algunos segundos -que parecen muy largos- que están embarazadas. Si tienen este olvido es una señal de que, en los cortes simbólicos, es como si hubieran perdido el feto. El miedo a que el feto se muera mientras duerme la madre es un fantasma necesario. Otro signo de negación del embarazo es “yo estoy sola y no tengo miedo de nada”; o las que dicen: “yo puedo comer todo porque soy muy fuerte y no es un problema para mi bebé”.

Hay una parte muy importante en el proceso de curación en el que se presenta esta fantasía: hay que tener un niño para la autoconservación…

Tuve una paciente, una joven mujer de veinticinco años que tuvo un parto muy difícil, con fórceps. Después del parto tuvo un problema neurológico de incontinencia, porque le quitaron un nervio. Esta misma paciente tenía toda la voluntad de tener otro niño, a todo precio, después de dos años. El deseo inconsciente de tener un niño es muy complejo. Hay una parte muy importante en el proceso de curación en el que se presenta esta fantasía: hay que tener un niño para la autoconservación inconsciente, psíquica y física, para reparar inconscientemente todos los traumas vividos en generaciones pasadas y en su propia generación.

Cuando el recién nacido o la anoréxica adolescente no quieren comer más no es porque quieran morir, al contrario, quieren regresar, reencontrar ese momento del primer trimestre cuando todavía no engullían el líquido amniótico.

Lo que mencioné anteriormente del recién nacido, que no come nada con la madre pero sí con algún otro… Hay algunos recién nacidos que tampoco comen con otros. Françoise Dolto  descubrió que dando una camiseta de la madre al hijo, el recién nacido puede conectarse. El problema es que se olvide del olor de la madre, si se olvida no puede buscarlo; no puede buscarlo si no ha estado antes suficientemente impregnado.

Mi idea es que todas las anoréxicas y bulímicas tienen que reencontrar algo del olor primario para poder vomitarlo, para poder olvidarlo, pero cuando el recién nacido o la anoréxica adolescente no quieren comer más no es porque quieran morir; al contrario, quieren regresar, reencontrar ese momento del primer trimestre cuando todavía no engullían el líquido amniótico. Para sobrevivir y reencontrar ese momento en que no necesitaban participar para su propia supervivencia.

Así como a las bulímicas les pasa con el alimento, los hombres tienen con el alcohol el mismo problema.

El alcoholismo es la adicción más importante a nivel psíquico, en lo que refiere al goce. Yo hago una pasarela con las neurociencias porque pienso que todas estas imágenes del cuerpo están ligadas a procesos neurológicos y biológicos reales. Entonces, el alcohólico llega a tener una adicción primordial relacionada a algunas hormonas, encimas cervicales, de una cierta memoria que no es la misma memoria que la de después del nacimiento. Así como a las bulímicas les pasa con el alimento, los hombres tienen con el alcohol el mismo problema. Otra diferencia entre hombres y mujeres es que las mujeres tienen mucho más desarrollado el placer del olor. El olor y el gusto van juntos.

Quiero donar metáforas a los investigadores y científicos para pensar ciertos puntos del embarazo.

Estoy en contacto con el Instituto de investigación nuclear CERN[8], en Ginebra. Mi intención es completamente imaginaria, desentramar cómo es la transferencia[9]. Yo pienso intuitivamente que el proceso del enclave es un proceso real y físico, físico cuántico, pero es mi intuición. Un investigador del CERN me comentó sobre un concepto nuevo llamado entanglement[10], que puede corresponder a estos procesos que yo describo.

Quiero donar metáforas que yo extraigo de mi práctica clínica a los investigadores y científicos para pensar ciertos puntos del embarazo, y de la transferencia. La idea es investigarla como proceso físico.

La experiencia como paciente de Lacan…

Fue una experiencia nueva, extraordinaria, sobre todo en esa época vivida. Toda Francia, más en París, tenía mucha transferencia hacia Lacan.

Llegué a Francia a fines de 1968 para hacer psicoanálisis y estudiar psicología. Así fue como llegué a la presentación de enfermos de Lacan. Se podría decir que era un poco como la mascota del grupo, tenía veintiún años. Me tenían mucho cariño. Yo estaba escuchando a los primeros pacientes y me parecía muy difícil, así que le pedí a Lacan que me recomendara un supervisor lacaniano. Enojado, me dijo que no conocía a ningún lacaniano, que los que se dicen lacanianos son como las ovejas, que lo tenían loco. Cuando yo estuve en análisis con él, fui muy libre, como durante las presentaciones. Yo decía todo lo que pensaba y todo lo que entendía y lo que no, en el seminario.

 

Entrevista realizada por Iara Bianchi

(Recorte de lo que fue una grata entrevista, con charla y cafés de por medio, que devino en más de 30 páginas).

 

 

Referencias:

[1] Landau, Tamara. Orígenes prenatales de  la anorexia y la bulimia. Las funámbulas del olvido. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. RV Ediciones. 2014.

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4] Landau, Tamara. El nacimiento imposible o el niño enclavado. Fobias y neurosis de angustia. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. RV Ediciones. 2014.

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Landau, Tamara. Orígenes prenatales de  la anorexia y la bulimia. Las funámbulas del olvido. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. RV Ediciones. 2014.

[8] Organización Europea para la Investigación Nuclear.

[9] La transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente.

[10] Leer más sobre Entanglement aquí

Tamara Landau

Tamara Landau 
Psicoanalista

Iara Bianchi

Iara Bianchi 
Directora Editorial. Psicoanalista

Deja un comentario

Nos acompañan...

CONTACTO

Son bienvenidos todos los comentarios y sugerencias que nos quieras hacer! Te responderemos a la brevedad.

Ilegible? Cambia el texto captcha txt

Comience a escribir y presione Enter para buscar