Entrevista a Mario Elkin

Por Lorene Congrains Alaiza

 

L.C.  El tema que me gustaría que toques es el feminicidio. ¿Qué dice el psicoanálisis sobre el feminicidio?

M.E. El psicoanálisis dice poco sobre los feminicidios. Quienes más han trabajado el asunto han sido, sobre todo, los intelectuales desde la perspectiva de género y que se vinculan con el derecho para lograr hacer del feminicidio algo reconocido en las Constituciones de los países como un crimen de lesa humanidad muy específico, diferente de la violencia intrafamiliar, de los crímenes pasionales, para caracterizarse en sí mismo como un crimen.

Yo he pensado en algo desde el psicoanálisis desde la orientación lacaniana: me guía la idea lacaniana de que el racismo y la segregación provienen de una intolerancia del goce del otro. Es no tolerar el goce del otro que está en la base de las segregaciones y del racismo. Lo mismo podríamos decir en psicoanálisis: hay algo del goce de lo femenino que en un momento dado los hombres no toleran, los hombres situados en la posición sexuada del hombre, lo masculino. En la posición sexuada de lo masculino es muy fácil amar lo mismo, lo que lo refleja, lo que le es familiar, lo que le tranquiliza, lo que entra bajo el control de la medida fálica. Entonces, cuando una mujer se sitúa ahí no hay ningún problema para algunos hombres en el sentido de que sí, es mi compañera, tenemos los mismos gustos… Eso entra en el dominio fálico, dentro del cálculo del goce fálico. Pero cuando comienza a aparecer el otro goce, se vuelve inquietante para algunos hombres porque se sale de la medida fálica y se sale de su lógica. Estamos hablando con el telón de fondo de las fórmulas de la sexuación. Ya ese Otro goce se vuelve amenazante a un sujeto, se vuelve unheimlich en el sentido de lo siniestro. Lo familiar se vuelve no familiar y finalmente termina volviéndose algo perseguidor, algo que el sujeto, por no estar en posición de no poder inventar, tratar lo Otro, lo hétero, diferente de sí mismo, entonces mata.

Es como cuando un sujeto llega a la extrema impotencia en el sentido de que no sabe qué hacer porque los feminicidas generalmente no matan en relación a una mujer cualquiera que pasó por la calle y que porque es mujer hay que matarla. No. Generalmente es su mujer durante muchos años. En un momento dado dice: te dejo. Entonces, ¿qué función cumple una mujer de estabilización de su existencia, de sus goces, de sus bienes, de su familia, de sus hijos, de lo familiar para un hombre? En un momento dado dice ‘te dejo’ y aparece lo unheimlich, lo siniestro. Muchos hombres no han encontrado el recurso de inventar, de poder inventar algo simbólico para tratar esa separación, hacer un duelo, volverse amigo de la otra persona sino que no renunciaron nunca a dominar lo Otro. Ahí mata.

L.C. En la institución donde yo trabajo atendemos a agresores que por orden judicial tienen que hacer terapia. Llegan algunos que, además de hacer la terapia individual, tienen que ir a terapia grupal para “agresores”. Para uno de ellos consiste en un aprendizaje y dice: yo quiero seguir pasando clases con usted. La idea de él de terapia es pasar clases. También cuenta que en la terapia grupal para agresores les enseñan cómo tratar a una mujer.

M.E. Es una ilusión completa. No hay manual para tratar a una mujer. Son dos lógicas distintas. La lógica de los seres sexuados que se colocan en posición masculina, independientemente de su anatomía, es una lógica calculada que permite un cierto dominio y control de las cosas, en cambio, el otro goce es lo siniestro, lo incalculable, lo que siempre es imprevisto, lo que se aparece de manera contingente a desarmar lo que el otro quiso hacer necesario para controlarlo. Entonces, enloquece, no estaba pensado, desbarata el plan así, de una manera muy obsesiva. Algunos no tienen la apertura de la contingencia y para darle lugar a eso sin necesidad incluso de comprenderlo. El que se empeña en comprender a una mujer está completamente perdido. Ni siquiera ella comprende sus cambios y menos para controlarlos, es una historia muy frecuente. ¿Qué hacer con una mujer? Algunos inventamos con los recursos simbólicos donde hay una buena distancia con respecto a eso Otro y no busca controlarlo; simplemente se trata de saber que está ahí y de tomar una buena distancia para no engancharse en una cosa trágica o con consecuencias funestas. No obstante, hay sujetos que se ven en la impotencia completa, desarmado su mundo obsesivo de cálculo fálico y entonces lo que hacen es transformar ese amor en odio y el odio en acción.

L.C. En relación al trabajo que se realiza en instituciones que trabajan con feminicidios, violencia de género, etc., hay psicólogos, abogados, trabajadores sociales y llega gente de todos lados. ¿Qué opción o qué salida puede dar el psicoanálisis a gente que viene, por ejemplo, del campo, donde no saben ni siquiera qué es un psicólogo?

M.E. Como dice Lacan, “que renuncie aquel que no tiene en su práctica el horizonte de su época”. Quiere decir que los psicoanalistas en instituciones, confrontados a esta situación, lo que tienen que hacer, según nuestra orientación, es aferrarse a los principios y deshacerse de los estándares. Con esos principios avanzarse a no retroceder frente a esto, de la misma manera en que no se retrocede frente a la psicosis. Es una intervención que tiene en cuenta que se trata de una experiencia de palabra, que va a emerger la transferencia, que no se tolera un tercero en esa relación, sobre todo un tercero controlador, como el Estado. Orientado por lo esencial del psicoanálisis, sin tener en cuenta el estándar: que tiene que ser en un diván, tantas horas a la semana, con una regularidad determinada sino orientado por los principios; hacer invenciones en la intervención. Invenciones porque generalmente las instituciones lo que tienen son protocolos. Se trata de salirse del protocolo y hacer emerger algo del sujeto del inconsciente allí donde el protocolo lo aplasta.

L.C. ¿Qué podrías decir en relación a este tipo de crímenes y la estructura? Si bien tenemos los feminicidios que se dan en un escenario de celos, de no compresión del Otro goce, detrás de eso hay una estructura.

M.E.  Sí, pero no podemos hacer corresponder los feminicidios a tal o cual estructura porque aparecen en todas las estructuras. Generalmente, en la psicosis tenemos un crimen aparentemente inmotivado, un poco a la manera de Aimée, o entramado en un delirio erotómano, persecutor, y luego la resolución es el acto como una forma, incluso, de solución radical. Otros simplemente arman un delirio neurótico. Los celos son eso. Son un delirio neurótico. El psicótico no tiene duda, tiene certeza. En cambio, el celoso tiene duda: ¿será que sí?, ¿será que no?, ¿será que es otro?

L.C. Por eso necesita ir y comprobar…

M.E. Hasta el infinito muchas veces. Y mientras tanto se crea un infierno alrededor de eso. Ese crimen ya es de otra naturaleza. Lo que yo he visto es que no es espontáneo, no es en un momento de ira, de pasión, sino que hay una premeditación, un cálculo, una planificación. Hay todo un asunto muy perverso de cálculo de ese acto. Incluso, muchas veces, después se suicidan o hay una tendencia a suicidarse.

L.C. Muchas veces son anunciadas: “te voy a matar”, y las matan.

M.E. Ahí está el punto donde un psicoanalista puede actuar de otra manera. Cuando aparece una amenaza hay que tomarlo en serio, es como un acting-out. Se suele decir que ese acting es simplemente una puesta en escena, que está llamando la atención. Es un llamado, y una amenaza es un llamado y hay que tomarlo en serio, no hay que banalizarlo. Si hay esa planificación, muy frecuentemente eso se realiza.

L.C. Eso se ve muchísimo. Se hacen estudios de feminicidios que hubo y se sabe que muchas de esas mujeres fueron atendidas en diferentes momentos en instituciones que velan por la seguridad de ellas.

M.E. En la mayoría de casos se trata de una crónica de una muerte anunciada.

L.C. Exactamente. ¿Qué podrías decir en relación a las mujeres que matan a sus parejas?

M.E. Tuve la oportunidad de conocer un trabajo de tesis de una Maestría y un Doctorado sobre eso. La estudiante de Maestría escribió un texto llamado ¿Por qué mata una mujer? Entrevistó a mujeres en la prisión y ellas estaban muy felices de ese acto. Referían que lo hicieron porque era un torturador, porque era un maltratador, un mal hombre, un infiel, porque lo debía hacer; y “si resucitara, yo lo volvería a matar”.  No hay en sus palabras ningún remordimiento, ninguna culpa; hay algo del goce femenino en eso.

L.C. Son Medeas.

M.E. Medeas, claro. Y otras simplemente lo piensan en la dialéctica de la víctima que se libera mediante ese acto. Pero es muy curioso porque hay otras maneras de separarse del otro que matarlo: puede divorciarse, puede irse, puede poner una medida de distancia. No hay que matar al otro para separarse de él.

L.C. ¿Qué puedes decirnos en relación al papel que juega la otra mujer?

M.E. Ya es una cosa muy histérica. Aquí en Cochabamba escuché algo muy interesante en una de las conferencias. Alguien contó un caso de una mujer golpeada durante 20 años, pero eso hacía parte del estilo de vida de su pareja, en cambio, lo que la llevó a consultar fue lo insoportable de que él se haya conseguido otra. Puede llegar a ser soportable la violencia intrafamiliar pero es insoportable la otra. Es una cuestión histérica. La otra mujer que desencadena cosas muy dramáticas. Vivir con un tirano doméstico a condición que no tenga otra.

L.C. Eso me dijo una paciente hace poco. Denunció después de muchos años. Cuando le pregunté porqué denunciaba ahora y no hace un año, me dijo: es que cuando lo conocí no me golpeaba tanto, era fiel y trabajador.

M.E. Las mujeres muchas veces están dispuestas a dar mayores concesiones con tal de asegurarse el amor del otro porque eso tiene que ver con asegurar su ser. Si aparece otra, les quita algo del ser.

Te agradezco mucho.

L.C. Gracias a ti, Mario.

Lorene Congrains Alaiza

Lorene Congrains Alaiza 
Psicoanalista. Referente inconsciente en Bolivia

Mario Elkin

Mario Elkin 
Psicoanalista

Comentarios
  • Mariela

    Interesante artículo, mucho para pensar.
    “El que se empeña en comprender a una mujer está completamente perdido. Ni siquiera ella comprende sus cambios y menos para controlarlos… es una historia muy frecuente. ¿Qué hacer con una mujer? ” es una opinión misogina que habría que decontruir
    Lorene me gustaría contactarme contigo. Trabajo con femicidas en prisión en Córdoba Argentina

    • Lorene

      Estimada Mariela, sería un gusto contactarme contigo, podemos enriquecernos y conversar mucho sobre esta temática. En breve me pongo en contacto contigo.

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