El 9 de diciembre de 1967 Jim Morrison se convirtió en el primer músico de rock en ser arrestado arriba del escenario, antes del recital que daría The Doors en New Haven, Connecticut, una pareja se encontraba teniendo un momento de intimidad detrás del escenario. Un policía se acercó y les informó que no podían estar allí. El joven le respondió de mala manera, tal vez con alguna obscenidad y se tensaron en una discusión. El policía reaccionó lanzándole gas pimienta a los ojos.

–Este es un lugar destinado a The Doors –dijo.

–Yo soy The Doors  –respondió el joven, que no era otro que el cantante de la banda.

James Douglas Morrison nació en Melbourne, Florida el 8 de diciembre de 1943 durante la II Guerra Mundial. Poco se sabe de su infancia. Según una entrevista realizada por la revista Rolling Stone en 1969, Morrison comentó que de niño siempre quiso escribir y que se imaginaba como un escritor, dramaturgo o sociólogo. También que intentó aprender piano durante unos pocos meses, pero reconoció que no tenía la constancia necesaria ni las ganas de hacerlo.

Sus padres fueron Steve y Carla Morrison. Steve era almirante de la Armada de los Estados Unidos y debido a su trabajo la familia tuvo que mudarse por diferentes ciudades. El pequeño Jim recibió de sus padres una severa educación. La realidad es que la relación entre ellos nunca fue buena.

A los 20 años, y a contramano de los deseos de sus padres, decidió estudiar cine en la Universidad de California. Fue en ese momento que comenzó a distanciarse definitivamente de ellos. Tal es así que durante los comienzos de The Doors manifestó que sus padres habían muerto en un accidente automovilístico. Se cuenta que años más tarde, en pleno auge de la banda, su madre fue a visitarlo previo a un concierto, pero él no la recibió. Es posible que jamás se hayan vuelto a ver.

“-¿Padre? -Si, hijo. –Quiero matarte” – Letra The End. The Doors

Se dice que durante los años universitarios fue un estudiante mediocre y que, una vez finalizado sus estudios, se fue a vivir a Venice, Los Ángeles. Fue allí donde formó The Doors junto al pianista Ray Manzarek. El nombre de la banda (Las Puertas, en castellano) proviene de una cita de William Blake que dice: “Si las puertas de la percepción se purificaran, todo se le aparecería al ser humano como realmente es: infinito”.

La banda comenzó con las primeras presentaciones en 1966 y fue logrando reconocimiento rápidamente. Al principio, un introvertido Morrison cantaba de espaldas al público, lo que habrá generado cierta curiosidad entre la gente. Con el tiempo, le fue ganando a la timidez para convertirse en la estrella de rock descontrolada que todos recordamos.

The Doors comenzó a hacerse conocida. Con su música psicodélica y sus letras rebeldes se sumaba a la escena rockera en plena ebullición de los sesentas. Pasaron de tocar en pequeños locales a escenarios un poco más reconocidos. Se convirtieron en una de las bandas del momento.

Pero con el éxito, llegaron los problemas. Para ese entonces, se dice que Morrison ya consumía ácidos. Una noche fue echado por los dueños del Whisky GoGo por cantar que quería matar al padre y tener sexo con su madre, tal dice la letra de The End (Father? – Yes son – I want to kill you / Mother, I want to fuck you).

Si en los cincuentas el meneo de cadera de Elvis escandalizó a la sociedad, si en los sesentas los pelilargos Beatles y los demoníacos Stones horrorizaban a las personas de buenas costumbres, lo de Jim Morrison no tenía explicación.

Lo cierto es que su imagen fue creciendo a pasos agigantados y se convirtió en algo parecido a una estrella de rock.

“Si mi poesía intenta algo, es liberar a la gente de sus límites para ver y sentir”

A finales de 1966 firmó con Electra, una discográfica de música folk, que buscaba ampliar sus horizontes. La banda lanzó su primer disco con modesta repercusión. Las cosas mejoraron con el segundo, Strange days, que compitió cabeza a cabeza en los rankings con Sgt. Pepper´s lonely hearts club band, de los Beatles; algo para nada despreciable.

Luego del tercer disco del “Rey Lagarto”, muy criticado por la prensa, comenzó a abusar del alcohol. Esto, sumado al consumo habitual de LSD, lo transformó.

En muchas ocasiones asistía los ensayos en estado de ebriedad, generando malestar con el resto de los integrantes de la banda. Algunas veces, durante las grabaciones, se debía utilizar tecnología para mejorar su voz o cortar varias tomas para lograr un producto medianamente decente.

Pero esto no sólo ocurría puertas adentro. En las presentaciones en vivo no se podía disimular su voz. Morrison empezó a ser noticia por las tonterías que hacía más que por su música.

En 1967, durante el concierto en New Haven, se convirtió en el primer artista de rock en ser arrestado arriba del escenario. Cabe decirlo, un gran logro para una estrella de rock.

Momentos antes de comenzar el espectáculo, un policía lo había rociado con gas pimienta en la cara. Al parecer, luego del incidente, el policía lo reconoció y le pidió disculpas. A juzgar por lo que vino después, podría dudarse de esta versión.

Luego  de unos cuantos temas, el cantante contó al público lo sucedido en camarines y señaló al agente que lo había agredido. Podemos imaginar al público abucheando. Morrison insistió y al instante lo rodearon varios policías que lo hicieron bajar del escenario y se lo llevaron detenido. Se dice que detrás de escena recibió varios golpes.

No podemos negar que “Mr. Mojo” fue un gran artista. Sus letras y su música identificaron a toda una generación.

“De hecho, no recuerdo haber nacido. Debió haber ocurrido en una de mis borracheras”

En marzo de 1969 durante un concierto en Miami, fue protagonista de otra actuación provocadora. Luego de un largo retraso por una pelea que tuvo con los productores del espectáculo, salió a escena e insultó a la gente. Después se bajó la bragueta del pantalón y amenazó con mostrar sus genitales. Al día de hoy no está claro si alguien logró ver algo, pero en el momento se generó una gran polémica. Al finalizar el show, el público invadió el escenario.

Tal fue el caos, que los días siguientes se fueron cancelando todas las fechas programadas de la gira. Para peor, el Estado de Florida lo quiso encarcelar por la ofensa provocada a la ciudad de Miami. De hecho, en 1970 fue a juicio y pudo haber sido condenado a 3 años de prisión.

Podemos hablar de esto hecho como una bisagra en la vida de Jim Morrison. Él, que había sido noticia por sus adicciones, que había tomado por costumbre interrumpir conciertos ajenos y hacer ”escándalos” en los propios, volvió a transformarse. Morrison engordó, se dejó la barba y se hundió aún más en botellas.

En 1971 decidió dejar de tocar por un tiempo. Se alejó de la banda y se mudó a París junto a Pamela Courson, su novia. Tal vez pensó que París, cuna de escritores, poetas y bohemios, le devolvería algo de eso que había perdido o que no había encontrado.

No obstante, no hubo soluciones mágicas. Se dijeron muchas cosas en aquel entonces… como que entró en una gran depresión y que se agudizaron sus adicciones. Para colmo, Pamela no parecía la compañía más indicada para ayudarlo. Tenía tantos problemas como él. Moriría en 1974 por sobredosis de heroína.

La angustia de Morrison fue en aumento y el 3 de julio de 1971 murió a sus 27 años.

Hay varias versiones acerca de su muerte. Según la novia, Jim tenía problemas respiratorios desde hacía varios años. Esa noche, luego de ir al cine, volvió a su casa y se fue a dormir. En horas de madrugada se despertó sintiéndose mal. Otra versión asegura que la causa de su muerte fue por sobredosis de heroína, droga que no solía consumir, según cuentan sus allegados.

Es posible que nunca tengamos una certeza. Jamás se realizó una autopsia de su cuerpo. Pamela se opuso y los padres no la pidieron.

“Últimas palabras, últimas palabras afuera”  – Manuscrito encontrado en el hotel donde murió.

Jim Morrison fue un cantante, un músico, un escritor, un adicto. Fue un loco, un adelantado, amado y odiado. Fue alguna de esas cosas o todas ellas, pero seguramente no ha pasado inadvertido para ninguno. Tal vez la mejor definición la haya dicho él.

“Me veo a mí mismo como un humano inteligente, sensible, con el alma de un payaso que me obliga a volar en los momentos más importantes”

Escrito por Pablo Reda

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