De Inconscientes – por Santiago Levín

Transcripción del video:

¿Dónde está Élida Fernández? Yo quiero ser Élida Fernández. Las ideas que yo venía juntando estos días para decir las dijiste todas vos. Por suerte no traje nada escrito porque si lo hubiese traído hubiese sido un problema mayor.

Suscribo todas las palabras que se dijeron antes. Creo que estamos en un territorio similar. Es muy difícil en el mundo psi, en este nicho ecológico, escucharse; es muy difícil aceptar la diferencia, aceptar la riqueza de los pensamientos diversos y, con mucha frecuencia, nos refugiamos en discursos fanáticos sin darnos cuenta: el fanático no se da cuenta de que está fanatizado.

Este es uno de los mayores méritos que tiene esta revista electrónica —discúlpenme la antigüedad— que se llama De Inconscientes: la vocación de albergar la diversidad.

Lo único que yo quisiera agregar a lo que se dijo, que realmente lo suscribo emocionadamente es… Junto con la felicitación a la Directora y autora de la idea que se animó a luchar contra heterodoxias y contra discursos sólidos, y ofreció desprejuicidamente —lo cual es todo un trabajo, ese es un adverbio muy trabajoso— espacio a formas de pensamiento no exactamente iguales a las anteriores y a las posteriores. Lo único que yo quisiera agregar es que lo que nos une, en definitiva, además de una ética que es lo principal, es la clínica, es el trabajo con personas, es la asistencia a personas que sufren. Toda nuestra reflexión, nuestra filosofía, tiene un trasfondo político. Ese trasfondo político es el deseo de transformar el mundo para que el mundo sea un poco mejor.

Termino con una clásica y hermosa cita de Freud que creo que es uno de sus mejores pasajes. Podríamos llamarlo “Freud el zurdito” en La pérdida de la realidad en la neurosis y la psicosis (1924) cuando él decía: “Denomino sano a todo sujeto que, como el neurótico, no desmiente la realidad pero que, a la manera del psicótico, intenta permanentemente transformarla”.