Charlando con Fabio Alberti

Transcripción del video:

¿Cómo te llevás con la fama?

No, con la fama no tengo… Bueh, fama. Primero no me considero famoso. Famoso es Francella, no yo. Yo camino por la calle y nadie me reconoce.

El que te reconoce, o el que se acerca, siempre lo hace con buena onda. Porque para el que sos un pelotudo no te para para decirte: “Che, te quería decir que sos un pelotudo”. Sigue de largo y dirá “Uh, ahí va el boludo”. Así que de ese no te enterás.

Así que la gente que se acerca lo hace con buena onda. Si tengo un mal día, me quedo en mi casa, no salgo a la calle. Así que… No, no tengo. Y aprendí a disfrutarlo eso.

Al principio capaz, por una cuestión de timidez, de vergüenza, de que alguien se te acerque y te diga: “Eh, groso”. Viste, como: “Bueno, está bien, no, no hace falta”. Como más recogido. Ahora, con el tiempo, me di cuenta de que uno le ha dado mucho a toda esa gente y que esa gente valora todo lo que uno le dio, la coherencia, el esfuerzo, el trabajo, la diversión. Y aprendí a disfrutarlo ahora.

Que alguien se te acerque y te diga: “Che, que bueno, gracias” “Bueno, gracias, me alegro, que bueno que te hizo bien”. Nunca me llevé mal, digamos, con que alguien se me acerque y me lo diga. Pero ahora puedo hasta disfrutarlo. Más que escaparme y decir “Bueno, no hace falta”. No, sí, alabame, alabame. Decime todo lo groso que soy.

¿Alguna vez tuviste miedo a la sala vacía?

No. Al bolsillo vacío. Aparte yo cuando empecé lo que menos me importaba era si había gente o no había gente. íbamos para adelante, hacíamos, y si venían diez, ¡guau! Yo repartía tomates para que nos tiraran tomates cuando terminaba la función. ¡Y nos tiraban! Estaba bueno.

– Duele el tomate.

– Y, si te la ponen bien, duele, sí. Había que esquivarlos. Yo hago la función y haya gente o no haya gente sale igual, trabajo igual. Al contrario, cuando hay poca gente capaz que tenés que poner el doble de garra porque decís: “Bueno, son pocos, hay que levantarla”.

El puesto de Fabio

Todo empezó jugando y por intuición, y por deseo, y por ganas de hacerlo. Sin saber en lo que me estaba metiendo ni si iba a funcionar o no. Cuatro años después es algo de verdad. De lo que empezó como juego.

Tengo shows. Anoche hice un show acá. Tengo mi propia sala de teatro. Al principio, cuando abrimos yo andaba con una corneta llamando a la gente, boludeando con la gente. Era prácticamente una performance, qué se yo.

Así que siempre todo lo que emprendo, más allá de la actuación, tiene mi impronta y mi sello.

¿Cómo es un día de Fabio Alberti?

Y yo, por ejemplo, acá entro a trabajar el viernes a las ocho de la noche y el domingo a las cuatro de la tarde terminé y no tengo más nada que hacer hasta el otro viernes. Esa es mi semana.

Así que lo logré. Lo logré, es así. Toda la semana al pedo, de lunes a viernes, y acá estoy cuando quiero. Así que, sí, lo logré. Llegué. Ahora puedo decir llegué. Hago mis shows cuando tengo ganas.

– Cuando tengo ganas…

– Nada de hacer teatro de miércoles a domingo, todas las noches función… No. Este fin de semana tengo ganas de hacer un show, agarro, pongo en Facebook que hago un show, reservo las entradas yo por el Facebook, cobro la entrada yo en la puerta, hago el show y me voy. Está buenísimo.

Y… hay que bancársela. Hay momentos en que hubo que bancársela, cagarse de hambre… Pero bueno, ser coherente con lo que uno dice, sobre todo. No contradecirse. Obviamente que todos nos contradecimos. Pero tratar de… “Si dije esto, no puedo hacer esto” “Si pienso esto, no puedo hacer esto”.

Entrevista realizada por Iara Bianchi.