Pepe Peralta: Qué es el cine? ”El arte de la imagen en movimiento… Se debate si el inventor del cine es Thomas Edison con su kinetoscopio, que era un aparato que te permitía ver una tira de imagen en movimiento, pero verla individualmente, – tenías que meter una moneda y un usuario por vez podía ver el despliegue de imágenes. Por el otro lado, está la concepción con la que me siento identificado, la que dice que los hermanos Lumiere inventaron el cine, lograron que esta expresión sea masiva, proyectar en una sala y que mucha gente pueda ir compartir la experiencia.” ”Me parece interesante trabajar la luz sobre lo real…”

¿Qué es el cine?

El cine parte de un debate fundamental, fundacional, en su historia. El cine se consideraría como el arte de la imagen en movimiento. Sin embargo, desde su raíz se debate si es que el inventor-fundador del cine es Thomas Edison con su kinetoscopio, que era un aparato que te permitía ver una tira de imagen en movimiento pero individualmente: tenías que meter la moneda y un usuario por vez podía ver este despliegue de imágenes pasando frente a sus ojos y vivir la experiencia de esa imitación de lo real. Mientras que por otro lado está la concepción, con la cual me siento más identificado, de creer a los hermanos Lumiere inventores del cine, que permitieron que esta expresión sea masiva: proyectar en una sala, que mucha gente pueda compartir la experiencia.

Para mí el cine, es esa colectividad. La creación del cine es un arte colectivo, Independientemente de una película, una película la podés disfrutar en tu computadora, en tu casa, la podés disfrutar como Edison pensaba cuando concibió. Pero para mí el cine es la experiencia compartida, es el estar en una sala y vivir la transmisión de energía y lo que estás recibiendo, creo que eso es lo esencial del cine.

Me gusta el cine pensante, el que me deja con una pregunta, con algo que me llevo después de la sala y que me va a seguir dando vueltas en la cabeza. Me gusta el cine estimulante, feliz. No me gustan los dramas, para eso la vida. Quiero melodrama, prendo la televisión o abro Facebook y rabieto y destilo bilis con lo que está pasando en casa. No, para mí el cine es un espacio donde quiero realmente vivir otra realidad, tener la ilusión de una fantasía de que otro mundo es posible y que es posible ir más allá y no tener límites ni fronteras.

 

La historia de cómo termino dedicándome al cine creo que la conté muchas veces, es una anécdota. Siempre dije que el cine me eligió a mí, no fue mi elección. Fue como que se me atravesó en el camino, me deslumbró, me dijo: “Flaco, ven pa’ acá. Tú eres mío”.

Yo cuando estudiaba en Perú en la Universidad de Lima me inscribí para estudiar publicidad. Creo que en este momento hubiera sido el error de mi vida estudiar publicidad. En el camino tuve una experiencia inesperada que orientó mi interés, de hecho, en principio, desde el aparato, desde el mecanismo.

Siempre desde muy chico fui muy dado a desarmar cosas para saber cómo funcionaban; a diferencia de mi hermano, que él también desarmaba las cosas para ver cómo funcionaban, a mí me fascinaba el hecho el volver a juntar las piezas y que vuelva a funcionar, no solamente despanzurrar y ver de qué está hecho.

Entonces, con eso en mente, pasó un día que estaba caminando por un pasillo de la facultad, muy probablemente rateándome de una clase a la que no quería ir y me encontré en una de las aulas con Víctor, que era el encargado del mantenimiento de los equipo de fotografía, que estaba al fondo de una sala oscura con una luz y con algo entre las piernas que yo no podía ver desde afuera por la ventana del salón. Mi impresión en ese momento era —él era un hombre de un mayor en ese momento debe haber tenido ochenta y pico de años— la de un abuelo contándole una historia a su nieto, por la forma cariñosa que tenía esto que yo no veía entre las manos. Cuando me asomé un poco más me vio y no me dijo nada, me hizo una señal para que entrara, me senté al lado y lo que tenía en las manos era una cámara de cine de 16 mm, la estaba reparando. Me quedé ahí fascinado mirando como trabajaba con ese objeto que yo no sabía muy bien lo que era. Entendía para qué servía pero fue como un portal a un mundo mágico que está más allá. Así que, con esa curiosidad, empecé a meterme de a poquito.

Las posibilidades son infinitas y más ahora con computadoras y con la capacidad de procesamiento. Construir mundos que no existen enteramente, personajes, y darle vida. Eso, igual, a mí no me parece tan interesante, no es a lo que me dedicaría. Me parece más interesante trabajar la luz sobre lo real, aquello que puedo ver, que puedo moldear. Cómo puedo mover la luz para crear diferentes climas en los objetos que tengo sobre la mesa o sobre el rostro de alguien. Puedo convertir una situación de dos personas sentadas en una mesa por la luz que use, el color, y la forma en que la dirija puedo transformar una reunión de negocios en una cena íntima entre dos personas, enteramente por luz. Es eso, es ¿crear? sobre lo real y construir algo que no existe.

Entrevista realizada por Iara Bianchi.

Pepe Peralta

Pepe Peralta 
Fotógrafo

Iara Bianchi

Iara Bianchi 
Directora Editorial. Psicoanalista

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