Y sí, parece que, en realidad, a pesar de que nos hace sentir la sensación de que nos sube la temperatura, cuando tomamos alcohol nuestro cuerpo termina más frío.
Me parece que es hora de dejar de darle bolilla a nuestros sentidos —¿o será a nuestras creencias?—. No vaya a ser que el día de mañana te metas al mar y veas a un hermoso pulpo de anillos azules y de tanto quedarte mirando su hermosura, te pegue un tarascón sin que te des cuenta y ¡caput!
Ni hasta en nuestros hermanos mamíferos podemos confiar: Tal vez vayas caminando y te cruces con un oso panda con esa cara de bonachón, mimoso, y te olvides que… ¡sigue siendo un oso! Es más, tienen la mordedura más poderosa y largas garras… O, te encariñes con un ornitorrinco (son mamíferos que ponen huevos —una rareza para nosotros, para ellos no creo—), y ¡son bichos venenosos! ¡Así no se puede! ¿Todos tenemos defensas?, ¿para cuidados o ataques o ambas?, ¿reales o engañosas?
Tengo frío… ¡A su salud!
Escrito por Pepe Ivanov