El bosque quemado del cuerpo – Fernando Aduriz
Al cuerpo lo construimos; el cuerpo habla, goza, siente dolor y placer; lo decoramos o marcamos a la vez que nos marca...
Nació en Palencia el 25 de abril de 1958. Fue absorbido por el psicoanálisis muy joven, a los 17 años, en la lectura de Freud mientras estudiaba carreras pedagógicas. Ejerció de profesor y finalmente abandonó su puesto de funcionario docente para comenzar a analizarse en Madrid. El encuentro con los psicoanalistas lacanianos, muy estudiosos, procedentes de Buenos Aires, le llevó al ejercicio de la práctica muy joven y a un no retorno a la pedagogía.
Una conversación con un colega entrañable en La Habana, en medio de unas Jornadas que organizaba pacientemente Judith Miller, le puso en la pista de su segundo análisis, esta vez en París. Esta oportunidad le ha permitido un giro sustancial en su práctica, y una nueva apertura al entusiasmo por la vida. Le llevó también a crear estructuras y asociaciones, en su comunidad de Castilla y en su ciudad, Palencia, practicando así el principio de la presencia del psicoanalista en la ciudad.
Ha dictado conferencias y ponencias en Jornadas y Congresos en Milán, La Habana, Bruselas, Salamanca, Barcelona, Madrid, Gijón, Bilbao, San Sebastián, Vigo, Valladolid, Málaga, Valencia, Vitoria, A Coruña, León…
Es compilador del libro colectivo Adolescencias por venir (Gredos, 2012), y coautor de Una clínica posible del autismo infantil (Grama, 2012) y La sociedad de la vigilancia y sus criminales (Gredos, 2011). Es autor del «Prólogo» en Obras Completas de Françoise Dolto (RBA, 2006) y de Mejor no comprender (La Nutria, 2016). Autor del libro La Ansiedad que no cesa (Xoroi Edicions, 2018).
Es columnista de radio y prensa (ver sus columnas AQUÍ), presidente del Ateneo, patrono en una Fundación social, y escritor. Ahora está escribiendo sobre escritores y la causa de su escribir, y muy enredado con Fernando Pessoa (y sus heterónimos) y con adolescentes.
Actualmente atiende en su consultorio y también es psicólogo on-line.
Corre medias maratones, una metáfora de la soledad del corredor de fondo y de la soledad del psicoanalista en su afán.