En fin, ¿qué decirles? Con el respeto que seguro merece tanto el señor que protagoniza la noticia como los que lo querían. Hay que aclarar a veces cosas obvias: no sé quién es el que debió pasar por tanto hasta llegar a donde todos llegamos, ni tampoco tengo la referencia de quien escribió ese titular, que parecía algo ensañado en la cuestión de informar en su totalidad el hecho… Fallecido, entonces, está difunto, sí; entonces hay un cadáver (porque recordemos que lo tiraron, aunque podrían haber sido cenizas… aquí le doy el beneficio de la duda), entonces está muerto. Quizá no escribió occiso porque el titular era estrictamente de 47 caracteres, con espacios.
Claro que lo obvio a veces no lo es tanto…
Y que…
Y, casi sin palabras, me despido con…
Y, quien se despide mucho, poco se quiere ir… pero empezamos con humor negro y es dable la ocasión para finalizar de esta forma:
Escrito por Pepe Ivanov